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lunes, 19 de septiembre de 2016

Cuba desde el otro lado


No pocas veces Cuba aparece ante el mundo como un exótico paraje tropical donde, desde una mirada simplificada y misógina, las mujeres, el tabaco, el ron y las palmeras la definen. En otras ocasiones se limitan a compararnos con una especie de Galia caribeña, con el mérito de la resistencia -a lo Asterix y Obelix- ante los Césares del norte.

Pero no todas las personas miran de la misma forma a Cuba. La estadounidense Kimberly Bautista supo descubrir que somos más que eso y quiso reflejarlo en un documental.

En Obsesión: Hip Hop del Otro Lado (2016), la realizadora explora dos personajes necesarios en la escena del rap y la reivindicación de derechos para las personas negras en la Isla. Magia López y Alexey Rodríguez Mola “El Tipo Este”, en 28 minutos y 30 segundos cuentan parte de una historia donde el principal protagonista es el arte que expone e intenta eliminar discriminaciones mediante mucho más que rimas.

Bautista, quien radica en Los Ángeles, colocó su cámara en la intimidad del proceso creativo de Obsesión en busca de las verdades que inspiran sus canciones, poco difundidas en los medios de comunicación.

Municipio habanero de Regla. Verano de 2015. Kimberly realizó sus dos únicas visitas a Cuba para llevarse todo el material posible. “Fue divertido estar aquí en los meses de un calor exagerado”, comenta vía correo electrónico desde Guatemala.

Como extranjera, ella corroboró que para hacer cine en la Isla, más que un currículum envidiable y un gran equipo de producción, lo mejor es contar con alguien que te abra puertas. “Empecé queriendo conocer a artistas cubanos que utilizaban su arte para promover temas sociales, y por suerte mi amiga (también cineasta norteamericana) Catherine Murphy me puso en contacto con Obsesión y con Rochy Ameneiro”, confesó la autora de Justicia para mi hermana, su obra más conocida y premiada.

El dúo de rap fue la primera apuesta y los argumentos de Bautista dejan claro el compromiso y el respeto con el que se acercó a su realidad. Quizás por eso su lente no fue un objeto extraño.

“Me interesa convertir en protagonistas a personas afrodescendientes, y de otras etnias que han sido excluidas por los medios de comunicación, porque es una forma de retomar esos espacios públicos y reenfocar el imaginario social, y las comunidades marginalizadas deben ser reflejadas en las obras audiovisuales, para que la gente de esos lugares pueda reconocer sus luchas de una forma humana, y que otras comunidades puedan entrar a ese mundo de una manera ética.

“El documental da una mirada a los retos y logros de llevar un proyecto artístico de 20 años. Contamos cómo han podido centrar sus luchas sociales por medio de su trabajo, cosa que espero que inspire a más artistas. Solo puedo decir que fue un gran honor que ellos tuvieran la confianza de regalarme su historia”.

La Habana le dejó a Kimberly mucho más que un cortometraje de casi 30 minutos. Para ella, “fue una experiencia enriquecedora que no solo me dio oportunidad de conocer el arte y cultura del hip hop de Cuba, y conocer a grandes artistas como Alexey y Magia, sino que pude aprender sobre la industria del cine cubano, y su forma de realizar obras audiovisuales”.

Según otros cineastas estadounidenses que han filmado en Cuba, contar con el apoyo de profesionales cubanos en el equipo de rodaje, es una de las mejores decisiones. Bautista lo hizo y elogió el desempeño de la directora de fotografía Denise Guerra y el sonidista Damián Rubiera, graduados de la Escuela Internacional de Cine y Televisión. “De ellos aprendí mucho y creo que la calidad de mi trabajo aumentó infinitamente gracias a su visión y colaboración”.

Las calles de La Habana, los recorridos en la mítica lanchita de Regla, la historia contada y las pendientes, la llevan a confirmar que este audiovisual fue solo el primer acercamiento a la realidad cubana. Vendrán otros, "como Rochy Ameneiro!, y también estoy trabajando con la cineasta afro-estadounidense Amberly Alene Ellis para realizar más proyectos con DJ Leidy y Obsesión”.

El pasado 9 de abril, en el Village East Cinema, del Bronx se realizó la premier para Estados Unidos del documental Obsesión: Hip Hop del otro lado, como parte de la decimoséptima edición del Festival de Cine La Habana en Nueva York, de dos semanas de duración.

Kimberly no pudo asistir a la proyección, porque ahora mismo se encuentra en Guatemala, donde coordina el colectivo Justicia para mi hermana, que promueve la igualdad de género a través del desarrollo de liderazgo para mujeres en esa nación y en el sur de California.

“Pero estoy super contenta de haber podido estrenar el documental en ese festival, porque allí participaron otros proyectos valiosos. Además, se dio cita un público muy animado por ver los logros de Obsesión después de veinte años de carrera. Muchas de las personas que llegaron allí ya eran fans de Magia y Alexey”.

Bautista reconoce lo importante que ha sido el Festival de Cine La Habana en Nueva York para promover diferentes imágenes de una Cuba desconocida para la mayoría de quienes viven al norte de América.

“El espacio en Nueva York ha servido como un lazo cultural y artístico por casi dos décadas en un contexto de aislamiento. Ahora que al parecer hay mucho más interés en la cultura cubana desde la mirada norteamericana, estos temas podrían ser vistos como 'más relevantes'. Pero desde mi perspectiva, los temas cubanos (y latinoamericanos) nunca dejaron de ser relevantes. Aunque sí había un silencio y falta de información, y esa brecha se ha abierto”.

La motivación por reflejar las vivencias de algunas naciones al sur del Río Bravo, le llegan a Kimberly desde la historia personal, porque la sangre latina y europea también llevan el sello de la exclusión.

“Mi papá es colombiano, y mi mamá es norteamericana con raíces irlandesas. Viendo las discriminaciones que vivieron mis padres, él por ser inmigrante y ella por ser mujer, me comprometí en utilizar el arte para evidenciar la necesidad que tenemos como sociedad de cambiar. Además, tengo responsabilidad de informar a mis compatriotas sobre las luchas latinoamericanas, porque la política exterior de Estados Unidos ha llevado a esos países a tener muchas complicaciones internas”.

Más lacónica, pero categórica, ha sido al referirse al interés que pudiera tener el público estadounidense en el documental y obras similares. “Cien por ciento”. Y explicó que Obsesión: hip hop, ya se presentó en Uruguay y lo llevará a México, Centroamérica, Los Ángeles y algunos países europeos.

Al preguntarle sobre la posibilidad de que se proyecte en Cuba, Kimberly Bautista respondió: "¡Buena pregunta! Para empezar voy a inscribirlo en el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana”. Pero luego espetó un cubanísimo: “Quizás en el paquete… estoy abierta a sugerencias”.

Jesús E. Muñoz Machín
Progreso Semanal, 22 de abril de 2016.

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