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sábado, 14 de mayo de 2016

Bayamo, ciudad de himno y combate



Bayamo es una ciudad bañada por las aguas del río del mismo nombre, actualmente la capital de la provincia de Granma y escenario de acontecimientos trascendentales que avalan su condición de Monumento Nacional y Cuna de la Nacionalidad Cubana.

Segunda villa fundada en Cuba por los colonizadores españoles, el 5 de noviembre de 1513, conserva su nombre aborigen y es la patria chica de próceres como Carlos Manuel de Céspedes, Francisco Vicente Aguilera, Francisco Maceo Osorio (http://www.ecured.cu/Francisco_Maceo_Osorio) y otros dignos patriotas. Lugar de bellas tradiciones que han llegado hasta nuestros días y forman parte de la identidad nacional.

A más de cinco siglos de su fundación, Bayamo abre horizontes desde la voz y protagonismo de sus habitantes. Quienes la ven de formas diversas, pero con semejante pertenencia.

Julia Santisteban, 62 años, vecina del Reparto Jesús Menéndez, considera que “Bayamo ha cambiado mucho desde que la conocí, allá por el año 1953, pues nací en Santiago de Cuba. Es una ciudad cercana aunque nunca la hayas visitado, pues se habla de ella en los libros y en las escuelas, por su importancia en la historia cubana. Pero no se ha desarrollado como se merece. Para mí, Bayamo tiene más relevancia incluso que la ciudad donde nací".

Un detalle poco conocido de su fundación lo cuenta el historiador Aldo Daniel Naranjo: “En el año de 1517 Juana la Loca, hija de los Reyes Católicos y Reina de España, concede un escudo de armas a Bayamo, que fue el primero asignado a un pueblo del Nuevo Mundo. En la década de 1570, esta ciudad era la más próspera de las villas cubanas, al contar con un tercio de la población existente en esos momentos en la Isla. Ya en 1766, en el Convento de San Francisco, existía en Bayamo una Escuela de las Primeras Letras, Cuentas y Latinidad".

Luis Roa Miniet, ex estudiante de artes plásticas de la extinta Academia Oswaldo Guayasamín de Bayamo, señala que tuvo el privilegio de formarse en una de las escuelas con mayor prestigio en la formación de plásticos del país. "Y, además, en nuestra propia ciudad y provincia. Ahora, por decisiones que nadie entiende, hay que irse a estudiar a Holguín o Santiago de Cuba".

En el territorio que ocupa hoy el municipio de Yara, tuvo su primer asiento la ciudad insignia. El 29 de abril de 1604, el obispo Fray Juan de las Cabezas Altamirano fue raptado en Yara por el corsario francés Gilberto Girón. Este hecho, unido al rescate del obispo, sirvió de inspiración a Silvestre de Balboa Troya y Quesada para escribir, en 1608, el monumento más antiguo de la literatura cubana: Espejo de Paciencia.

El joven poeta Omar Parada Soto declara: “Vivimos orgullosos de las magistrales páginas literarias que se crearon en Bayamo por el bien de la nación. Pero es lamentable que los destinos de publicación y promoción de nuestras creaciones, vayan asociados al lugar donde vivas. Estar en una ciudad de interior no nos ayuda en nada. A pesar de la puesta en marcha de casa editoriales provinciales, La Habana y el Instituto Nacional del Libro siguen siendo los que determinan los planes editoriales y quiénes acceden a sus beneficios. Bayamo podría exponer y ofrecer mucho más al catálogo literario nacional, pues tenemos excelentes escritores.”

Primera ciudad liberada por el Ejército Mambí bajo el mando del patricio Carlos Manuel de Céspedes, quien constituyó en sus predios la República en Armas. En sus calles plenas de regocijo y fervor se compuso e interpretó por vez primera el Himno de Bayamo, hoy Himno Nacional de la República de Cuba.

Los bayamenses defienden su historia. Es el caso la octogenaria Francisca Fonseca: “Bayamo atesora hermosas leyendas y obras arquitectónicas entre las que se destacan la Capilla Nuestra Señora de los Dolores, hoy Catedral Arquidiócesis Bayamo- Manzanillo, el pórtico del primer Cementerio Católico de América Latina y las ruinas del glorioso incendio de 1869. La ciudad conformó su identidad cultural en el período colonial, presentando determinadas características en su devenir histórico con ciertos rasgos que aportan matices peculiares dentro de la unidad de la nación.”

La Bayamesa, considerada la primera canción romántica cubana, escrita por José Fornaris, puesta en música por Céspedes y Del Castillo e interpretada por el tenor Carlos Pérez Tamayo, acompaña, desde el 27 de marzo de 1851, ese halo libertario de paz y prosperidad de una ciudad que se antoja diferente.

Marcel Escobar, 24 años, dice: “Soy muy feliz en mi ciudad. Me encanta y la disfruto cada día. La extraño cuando estoy fuera y cuando la comparo con otras del país, me apego más a ella. Los bayameses somos personas abiertas y solidarias. Somos privilegiados de haber nacido y de vivir una ciudad que es símbolo para todos los cubanos. Aunque debemos protegerla y dignificarla más. Nos toca a los jóvenes ese papel".

Según Ludín Fonseca, historiador de la ciudad, su impronta en la senda de la patria, “le señala siempre presente. La etapa final de la lucha del pueblo cubano por su definitiva independencia tuvo en Bayamo a una ciudad aliada y cómplice. No se le ha cuidado como merece, su arquitectura colonial está muy deteriorada y faltan los recursos para su restauración. En Cuba hay urbes mejor conservadas que Bayamo y eso es triste y lamentable.”

Y es que esta ciudad de ensueños, bardos y poetas, hace honores a la sabia de grandes hombres que la redefinen, como el investigador Ángel Lago Vieito quien en su artículo La Identidad Cultural en el Bayamo Colonial escribe: “Bayamo fue considerado como el pueblo más díscolo y pleitista de la Isla; los capitanes generales sostenían el criterio de que sus habitantes eran desobedientes, no cumplían las disposiciones de las autoridades superiores, y cuando se intentaba castigarlos no era posible hacerlo porque se refugiaban armados en los montes”.

De esa razón de fuerza y espíritu se nutre y se levanta la nueva ciudad. Junto a ella, su pueblo, el cual con sus modos de percibirla y hacerla suya, la ofrenda al altar supremo de la patria.

Texto y foto: Ricardo Sánchez Tamayo
Cubanet, 5 de noviembre de 2015.

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