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lunes, 25 de agosto de 2014

Un músico llamado Brian Jones



Cuando un chico inglés nace con el nombre de Lewis Brian Hopkins Jones el 28 de febrero de 1942, no le queda más remedio que pasar a la historia de la música con los nombres de sus alter ego Elmo Lewis –la personalidad del bluesman itinerante, solitario, introspectivo y misterioso, modelado sobre la leyenda de Robert Johnson- o más célebremente como el fundador de los Rolling Stones, bajo el nombre de Brian Jones.

Pero antes de esto, era un rebelde sin causa, que traía tormentas a su tranquilo hogar de la clase media y que obtenía resultados geniales en el exigente sistema educativo inglés. Jones no solo era un multi-instrumentalista nato, era un individuo de un altísimo cociente de inteligencia con un talento innato para la literatura y la música, las matemáticas y las humanidades.

Era también muy precoz en sus aventuras amorosas, y el primero de sus cinco hijos nace en 1959, cuando quien sería un famoso músico solo contaba 17 años y la progenitora era aun más joven.

Decepcionado con el mundo musical de los años 60, Brian Jones decide que la única solución era hacer su propia música con su propia banda. Para ello, publica un anuncio con la intención de reclutar músicos para su nueva banda. Lo hizo en 1962 y lo publicó en una newsletter de jazz que circulaba entre músicos.

La primera persona que respondió fue Ian Stewart, un robusto pianista de origen escocés. Siguió Mick Jagger, que trajo consigo a Keith Richards. Los cuatro accedieron a contratar como bajista a Bill Wyman, porque aparte de ser un tipo mayor poseía un bajo que él mismo había construido y un buen par de amplificadores. Les quedaba solo tener a un baterista, y luego de probar en unos cuantos escenarios menores con algunos percusionistas locales, lograron convencer a un famoso baterista, joven, pero con un prestigio muy sólido, con un toque muy reconocido en el ambiente del jazz londinense: Charlie Watts.

La banda, todavía sin nombre, comienza a buscar actuaciones, y es entonces cuando un promotor de clubes preguntan cómo se llama: la vista de Brian Jones se posa en un disco que había en el suelo, en la cara A, el quinto número se llamaba: “Rollin’ Stone”. El álbum era “The Best of Muddy Waters”, y como proverbialmente se dice, lo demás es historia.

Brian Jones definió desde el principio el sonido de los Rolling Stones, como multi-instrumentalista. Era muy exigente en lo que pedía de sus músicos, y fue él quien enseñó a Mick Jagger a tocar la armónica.

El “Labios” debe esta habilidad al estilo de Jones, que no fue el más paciente de los maestros. Keith Richards tuvo que pulir su estilo al lado de Brian Jones, y aunque mantengo que la técnica del weaving la desarrolló al lado de Gram Parsons, el Gran Parsons, algunos autores dicen que fue Jones el inspirador y el maestro de este estilo. A mi juicio, la evidencia grabada apunta a la época de Parsons, post-Jones.

La personalidad de Brian Jones se iba alterando poco a poco con el abuso del alcohol y las drogas duras. Pasaba de ser una persona tímida y sensible, a alguien hosco y brutal. No existían medias tintas. La situación se agrava con la llegada del manager Andrew Loog Oldham que decide que Ian Stewart no puede seguir siendo parte “oficial” de los Stones, ya que era un tipo de apariencia conservadora y a pesar de sus orígenes aristocráticos una persona que se vestía como un típico miembro de la clase obrera británica de la época.

Oldham también decide que Jones debía dedicarse solo a tocar sus instrumentos, debía dejar la autoría de canciones solo al binomio Jaggers/Richards, que hasta el momento lo hacían como Nanker/Phelge.

Mientras Oldhman quería que los Stones imitaran a sus eternos rivales, The Beatles, Brian Jones experimentaba y se defendía del rechazo escribiendo su propia música y colaborando como músico de sesión con los Beatles. Naturalmente, el otro binomio creativo de la época, Lennon/McCartney hizo lo posible y lo imposible para mantener esas colaboraciones en el anonimato y no dar ni siquiera un indicio de quién tocaba el oboe, el saxofón, la marimba, y mucha de la percusión afrocubana en sus discos.

Mientras la situación se deterioraba, Jones creaba alter egos que lo mismo iban de una apariencia travestida, a una apariencia andrógina, de una apariencia de gangster, a la tristemente celebre fotografía con el uniforme nazi. La música también sufrió mucho en esa época, y Jones se encontró muchas veces relegado al papel de relleno bajo el liderazgo de Jagger y Richards, como había decidido el manager Oldham. La relación entre los músicos se deterioraba cada vez más, hasta el extremo que Jones rehusó seguir tocando las guitarras y se dedicó a la cítara y otros instrumentos exóticos.

Durante una escapada con Jagger y Richards a Marruecos, donde grabó con los músicos de Joujouka, célebres músicos tradicionales, su amante Anita Pallenberg lo dejó por Richards, mientras Jones languidecía en un hospital francés marroquí, víctima del asma que luego se convertiría en pulmonía.

La crisis se agudizaba, y ya los Stones habían grabado con Jones todos sus primeros discos, incluyendo los clásicos Beggar’s Banquet y Let it Bleed. La última serie de grabaciones de Jones con la banda que había fundado, fue durante el rodaje de “The Rolling Stones Rock and Roll Circus” que no se publicó por un buen tiempo debido a la insatisfacción de Jagger con el resultado final. Otros músicos que participaron vieron tan mal a Jones, que predijeron que esta era su última actuación, no con los Rolling Stones, si no la última en su vida.

Las noticias de los Estados Unidos no se hicieron esperar: Jones no podría actuar en el país debido a las convicciones por drogas fuertes que recibió de los jueces ingleses y por que aún estaba abierta la herida del festival de Altamont, donde un joven negro fue asesinado por los Hell Angels durante un altercado frente al escenario de los Stones.

Jones continuó grabando con los Stones y aunque no escribía -era un purista del blues que no tenía nada que ver con la música pop de la época- sus aportes variaban de la percusión a los instrumentos de viento y la cítara. Su comportamiento se tornó todavía más errático y la banda decidió buscar a otro guitarrista para sustituirlo: se habla de conversaciones con Clapton -que tenía sus propios demonios en aquella época y prefería su nueva banda de Blind Faith después de la disolución de Cream- y a sugerencia de Ian Stewart se aceptó a Mick Taylor como nuevo guitarrista de la banda.

Cabe decir que la aceptación de Mick Taylor nunca fue completa por parte de Keith Richards, que no se sentía cómodo con este nuevo miembro de la banda. Secretamente, Keith hubiera preferido otro músico, de otro carácter, pero pasarían varios años antes de que Taylor abandonara los Stones y se incorporara Ronnie Wood. Richards ha dicho que Wood debió haber llegado después de Jones, sin el intervalo de los años de Mick Taylor.

Charlie Bravo
Leer también: La muerte de Brian Jones.

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