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viernes, 22 de agosto de 2014

Un dios verde



Peter Allen Greenbaum nació en el seno de una familia judía del suburbio londinense de Bethnal Green. Su hermano mayor le enseñó a tocar unos acordes básicos a los 11 años, y a los 15, ya se había convertido en Peter Green, que tocaba profesionalmente con algunas bandas locales.

Un buen día, fue a ver a los Bluesbreakers, la famosa banda de John Mayall, y se da cuenta que había un amplificador y una guitarra recostada a él que nadie tocaba. Le pidió una oportunidad a Mayall, quien tras una brevísima pueba lo aceptó como nuevo guitarrista solista de la banda.

Peter Green acababa de sustituir nada más y nada menos que a Eric Clapton, que había dejado la banda de Mayall para formar Cream con el bajista Jack Bruce y el baterista Ginger Baker.

Tanto fue el éxito, que los seguidores de Clapton -que le habían llamado “Dios”- se vieron en la presencia de un joven a quien bautizarían con el mote del “Green God” o el Dios Verde. Mayall estaba muy satisfecho, pero sabía que de su emblemática banda, Peter Green saldría como mismo hizo Clapton, a formar un proyecto personal. No contaba que le levantaría al baterista Mick Fleetwood, y al bajista John McVie para formar Fleetwood Mac.

Los aficionados conocen a la banda anglo-americana como un grupo de rock progresivo, con un sonido muy experimental e innovador. Es que ésta es la encarnación post-Green de Fleetwood Mac. La primera formación de la banda estaba dirigida única y exclusivamente al blues, con alguna que otra escapada al blues rock.

Entre los admiradores de la banda, incondicionales por cierto, tenemos a Clapton y a Jimmy Page, que veían a Peter Green como un prodigio de la guitarra eléctrica. Se referían a Peter Green como Mr. Wonderful, nombre que pegó como título del segundo álbum de su nueva banda.

De aquella época es su magnífica composición Black Magic Woman, que fue “tomada prestada” por Carlos Santana, que al parecer la tiene envuelta en su camiseta del Che Guevara y nunca la ha devuelto.

La versión original me parece muchísimo mejor, más auténtica con un feeling de blues que no puede dar Santana por mucho que lo intente. Otra grabación de Peter Green que siempre me asombra un poco más es The Supernatural, de 1967. Cabe también mencionar que Santana le “levantó” además esta composición e incluso usó el título para un disco.

Después de un período de abuso del LSD, se le diagnosticó con un problema mental muy agudo, y Green pasó mucho tiempo en instituciones, recibiendo tratamientos con drogas psicotrópicas y electroshock. Su estado se fue empeorando, dejó la guitarra y trabajó como sepulturero mientras vivía en un estado de reclusión. Enterraba fallecidos durante sus horas laborales y las de asueto las dedicaba a su jardín.

Lo que verdaderamente le sacó del marasmo de la locura fue una banda que hizo con su hermano Mickey Green, con la que grabó un disco llamado Two Greens Make a Blues. Luego formó la banda The Peter Green Splinter Group con la que actuó hasta 2004, cuando tuvo una recaída de sus problemas mentales y a partir de esa fecha solo se ha presentado muy esporádicamente.

Las publicaciones especializadas siempre mencionan a Peter Green como uno de los guitarristas más avezados, e indistintamente lo colocan en lugares que van desde el tercero hasta el 38. No creo en esas listas para nada, pues a juzgar por la admiración de guitarristas como los fallecidos Jimi Hendrix y Gary Moore, y leyendas tales como Clapton y Page, y otros como Joe Perry y Tom Petty, Peter Green está fuera de todas las listas, en una categoría donde solo están los inclasificables.

Se le ha comparado con otro legendario guitarrista, el impresionante Mike Bloomfield, un tremendo fenómeno americano. En mi opinión, la comparación solo es posible porque Bloomfield estaba influido por la técnica impecable de Green.

Los grandes artistas se caracterizan generalmente por tener mentes privilegiadas, las cuales muchas veces pasan por mentes anormales. Sí, son mentes anormales, en el sentido que están por encima de lo que la sociedad nos ha hecho percibir y reconocer como normal. Una mente musical como la de Peter Green no cabría dentro de un ser humano “normal” porque simplemente está por encima de la normalidad.

Es uno de esos muchachos ingleses que llegan al blues de oídas, y que tocan como un sufrido algodonero del Delta del Mississippi, sin siquiera saber donde está el Delta, geográficamente hablando. Un artista es un artista, aunque sea sepulturero, según ha dicho el propio Green, cuando no tocaba la guitarra con las manos la tocaba en su mente y veía la música con los ojos cerrados.

Al decir de Jimmy Page, los espíritus del blues se encarnaron en esos recién nacidos de guerra y posguerra inglesa. Los niños blanquísimos de las familias británicas poseían a la vez que eran poseídos por ellas, las almas de músicos negros desconocidos para todo el mundo. Tomaron una guitarra durante su infancia, y el resto no es más que historia.

Y esto se demuestra con el magnífico desempeño de la primera etapa de Fleetwood Mac, donde el blues nos hace temblar de pies a cabeza. Sin Fleetwood Mac y Cream no tendríamos la llama que prendió en lo que luego se dió en llamar el renacimiento del blues en ultramar.

El blues, acallado por los productores norteamericanos con la excepción de los músicos de los estudios Stax, y los músicos de bares de Chicago y New Orleans, o del blues “blanco” de Texas, iba en declive, hasta que estos jóvenes británicos lo trajeron -por lo cual les estoy eternamente agradecido- de regreso a los Estados Unidos. de la mano precisamente de Peter Green y Eric Clapton.

Hoy Peter Green se encuentra de nuevo en una fase de reclusión y toca en público solo en raras ocasiones. Les recomiendo el magnífico documental Peter Green's Fleetwood Mac: The Early Years. Disfruténlo.

Charlie Bravo
Dibujo: Tomado de 451 Illustration - Portrait of Peter Green (Manalishi), apodo en referencia a su canción The Green Manalishi.

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