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lunes, 20 de julio de 2009

Shopi-trapos


Por Tania Quintero

En algunas provincias cubanas les dicen "shopping-trapos", pero desde que hace unos diez años surgieron las tiendas para vender ropa reciclada, los habaneros prefirieron llamarlas shopi-trapos. Casi todas son estatales, pero también las hay particulares, como la de la foto, y online.

Se ha especulado y especula sobre ellas y hasta se llegó a decir que iban a ser cerradas, por orden de la ministra de Comercio Interior. Mas lo cierto es que siguen abiertas en toda la Isla, vendiendo ropa de uso por moneda nacional o convertible.

El rumor de más peso ha sido que la ropa vendida en estas tiendas procede de donaciones, pero hasta la fecha nadie lo ha podido demostrar. Según averiguaciones realizadas por mí en 1999, la ropa procedía de pacas al por mayor compradas a bajísimos precios en Canadá. Al país llegaban en contenedores y en una Zona Franca era revisada y clasificada. Lo que entonces averigüé, coincide con una información en 2005 aparecida en el periódico El Habanero.

En la red de shopi-trapos abiertas en la capital, la ropa se encontraba limpia y en buen estado, en unos comercios mejor presentada que en otros. Cuando se revisaba bien, encontrabas piezas nuevas entremezcladas con usadas, y modelos más actuales junto a otros de la época de ñañaseré. Sus precios eran relativamente accesibles, aunque no todos podían darse el lujo de pagar 50 pesos (cinco días de salario) por una prenda de vestir de segunda mano.

Al parecer, en otras provincias lo ofertado era más viejo y de menor calidad, según testimonios de periodistas independientes, quienes hace tiempo vienen escribiendo sobre el tema (aquí y aquí). Lo último leído es reciente y procede de Morón: aquí y aquí.

Fui "clienta" de las shopi-trapos hasta días antes de mi salida de Cuba, en noviembre de 2003. En un pequeño local al doblar de mi casa, en la Calzada de Diez de Octubre entre Carmen y Patrocinio, compré un pantalón carmelita de lana que usé durante mis primeros tiempos en Suiza (el año pasado lo eché en uno de los tantos contenedores de ropa que Caritas tiene en Lucerna). Y en una shopi-trapo particular, por Mayía Rodríguez, un pulóver cremita de manga corta que todavía uso. De todas las piezas, la que más usé fue un pantalón rosado de algodón, de la marca Cherokee,con dos grandes bolsillos a los dos lados. Por 20 pesos cubanos lo adquirí, nuevo, en una tienda situada en Neptuno entre Galiano y Águila.

Ese tipo de tiendas, al igual que los rastrillos o pulgueros, existen en muchos países, Suiza incluida, y la gente acude a ellos sin ningún tipo de complejos, en busca de antigüedades y rarezas. Inclusive hay personas que les gusta vestir y decorar su casa con mercaderías que a otros pertenecieron. Es una de las tantas opciones: si quieren, y pueden, compran en grandes almacenes o en exclusivas boutiques. Antes de 1959 los cubanos teníamos tiendecitas y quincallas de barrio y también famosas tiendas: El Encanto, Fin de Siglo, Ultra, La Época, Flogar, El Bazar Inglés, Roseland, J. Vallés, Los Precios Fijos, Sears...


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